Parece que fue ayer cuando salió Princesas al ataque y sin embargo ya hace casi dos meses que comencé a desarrollar mis funciones como embajadora de Cornalina. En este tiempo he adquirido algunas habilidades extraordinarias:
-He aprendido a contar el argumento de los libros una y una vez sin que flaquee mi entusiasmo.
-He memorizado las seis poesías que había compuesto para las dedicatorias a base de escribirlas y escribirlas.
-He aprendido a identificar a las niñas mayores de ocho años por su altura comparada con las casetas de la feria del libro y por la redondez de sus mofletes. (Hay que combinar ambos factores; uno solo puede llevar a error).
La vida de un autor publicado (aquí voy a compartir mi sabiduría con vosotros, así que prestad atención) se parece a la de un agente secreto. Por un lado he estado trabajando en asuntos relativos al tercer y al cuarto libro de Princesas al ataque (esa es la parte secreta) y por otro me he dedicado a firmar libros y contestar a entrevistas (esta parte está en mis redes sociales, así que de secreta no tiene nada).
Estuve un día en la feria del libro de Alcalá y cuatro en la de Madrid, y he debido de firmar bastante porque mis dos paquetes de pegatinas de estrella se han terminado y he tenido que comprar más. Se tarda un rato en escribirle a todo el mundo una poesía, pero me da igual; cuando sea hiperfamosa (enseguida, vamos) supongo que no podré dedicarle tanto tiempo a todo el mundo, pero mientras tanto disfrutaré de hablar con todas las Paulas, Lucías, Jimenas, Ainhoas, Carlotas y demás que se acerquen a saludarme. (Si estuviese en la tele, ahora diría: «¡Un saludo para las Carlotas! Y para las Marianas, aunque todavía no he conocido a ninguna»).
Ya lo he puesto en Facebook, pero como todavía hay gente en el mundo que no me tiene en Facebook (¡incluso hay gente sin cuenta en Facebook!), quiero volver a dar las gracias a todos los que vinisteis a verme firmar. A mi familia y amigos, a los que veo todos los días y también a los que hacía años que no veía, a mis antiguos profes, a mis colegas escritores y a esa familia tan simpática que me trajo chuches de sandía.
En las firmas hay poco tiempo para hablar con los lectores y, además, la mayoría se ponen bastante tímidos, pero he podido hacer un par de talleres donde he charlado con los niños sobre Mira, Denébola, Altrono y los objetos mágicos. Es curioso comprobar cómo a casi todos les hace gracia el nombre de Emiliano (ni idea de por qué) y siempre hay alguien que pregunta si los prismágicos sirven para ver a través de la ropa.
Os voy a ahorrar el rollo de «hay que ver cuánta imaginación tienen los niños» y en su lugar pongo una foto del cuaderno de objetos mágicos que me han hecho los alumnos de cuarto de primaria del colegio Jesús María. Incluía:
-Un sacapuntas mágico que tiene un rayo láser para matar a los bandidos y un botón de autodestrucción.
-Una horquillaparente que «te la pones y te vuelves transparente».
-Un huevo volador que da una comida que te convierte en superhéroe y a la vez es una máquina del tiempo.
Mis labores de agente secreto me reclaman. Espero que ya estéis enganchados a las aventuras de Mira y Denébola, porque dentro de poco tendré más noticias de Princesas al ataque.