El viernes pasado fue la presentación de mis dos primeros libros: El cofre mágico y El misterio del reloj de agua. Un montón de gente acudió a El dragón lector para oír hablar de mis libros: la librería estaba a reventar y la verdad es que dejasteis el listón muy alto para mis futuras presentaciones. ¡No sé si conseguiré volver a reunir a tanta gente y tan maja!
Naturalmente, empecé la presentación con unas palabras de peloteo hacia mis leales súbditos muy similares a estas. Y la terminé con unas palmeritas de chocolate, porque todo el mundo sabe que lo importante es el principio y el final, y que con chocolate en la barriga la cola para firmar se hace mucho más amena.
Pero me estoy adelantando. Al inicio de la presentación aproveché para aclarar que El cofre mágico y El misterio del reloj de agua se han publicado a la vez y que forman parte de la serie Princesas al ataque. Ya lo sabía casi todo el mundo, pero aun así había algún despistadillo que confundió el segundo libro con la edición en catalán o que no sabía cuál de los dos era el primero. Si estás leyendo esto, sin duda sabes que el primero es El cofre mágico, pero si dentro de unos días se te olvida y te ves en un aprieto, no tienes más que mirar el lomo 😉
Como soy una chica muy organizada, empecé hablando de los libros y continué describiendo a los protagonistas: Mira, Denébola y Altrono. A continuación Pilar y José, los libreros, leyeron un fragmento del libro en el que se presentan los ladrones y los objetos mágicos. Por si alguien siente curiosidad, es el que empieza en la página 20 de El cofre mágico.
Después volví a entrar en acción para contar cómo nació la idea un día que estaba desayunando con Mariana, mi hermana pequeña, y otras anécdotas relativas al proceso de edición. Dije muchas cosas muy interesantes, pero claro, para enterarse de todas hace falta liarse la corona a la cabeza, como se suele decir, y venir a verme presentar mis libros.
Los invitados se pasaron toda la presentación sacándome fotos. Gracias a esta constancia que tanto aprecio en mis leales súbditos, he podido seleccionar dos fotos (casi tres) en las que salgo medianamente bien. Resulta que cuando hablo en público hago mucho el payaso, un secreto que había conseguido guardar hasta ahora (han sido bastantes años, no me puedo quejar). Y claro, los que gesticulamos mucho estamos condenados a salir con los ojos cerrados y la boca medio abierta. Para mi próximo evento, he pensado que voy a parar cada dos minutos y sonreír durante unos cinco segundos. Quizá quede un poco extraño en la vida real, pero me sentiré mucho más fotogénica.
Para terminar, quiero compartir una reflexión un poco más profunda (profunda según los cánones de Mira y Denébola; que nadie se asuste pensando que la cosa va muy en serio): esto de ver reunida a tanta gente que te importa es bastante parecido a un subidón de azúcar. Te pones a hablar sin parar, a moverte de un lado para otro, y es como si te hubiesen puesto unas gafas con cristales rosas, porque de pronto te entran ganas de decirles a todos lo mucho que les quieres. Y, como te ponen delante un libro para que se lo dediques, vas y se lo dices.
Os prometo que en mis libros hay más bollos y menos sentimientos. A menos que os gusten los sentimientos: en ese caso hay los mismos bollos y más sentimientos todavía. En cualquier caso, para averiguarlo tendréis que leerlos. Os estaré esperando en la feria del libro de Madrid, con mis dedicatorias/poesías preparadas y un cargamento de pegatinas de estrellas.
¡¡Muchísimas gracias a todos por venir!!
Me ha encantado esta entrada. Leerte es como tenerte delante, de verdad. Me alegra muchísimo saber que la presentación fue tan bien y que tantos de tus leales súbditos pudieron ir (¡no todos! Pero así nos repartimos, a la próxima iremos los que faltamos en esta).
Te deseo lo mejor. ¡Nos vemos pronto!
Mis palabras son…
Genial hermanita!!!!!!!